Otra
experiencia que causa un profundo sufrimiento es el terminar una relación
amorosa, sobre todo cuando se está muy enamorado y fue la otra parte quién decidió
la separación.
Como
duelo que es pasa por fases muy parecidas a las del
fallecimiento de un ser querido: negación (no me lo creo), enojo (no es justo),
culpa (no lo hice bien), tristeza (me duele la pérdida), desolación, nostalgia
(echo de menos), negociación (aprendo a vivir sin esa persona) y aceptación (ya
no duele tanto). Y
puede dar lugar a estancamiento en el sufrimiento o a madurez y crecimiento
personal.
Ante este tipo de
evento pueden aparecer actitudes desviadas dentro de las que se encuentra el no aceptar
la pérdida y mantenerse esperanzado en el restablecimiento de esa relación, aun
con todas las evidencias en contra. Incluso se interpretan como esperanzadores
hechos que no lo son. Por lo general se buscan justificaciones para entrar en
contacto con la persona amada, y se está al tanto de los pormenores de su vida,
con lo cual se aviva y prolonga innecesariamente el sufrimiento.
- Aceptad aquello que
no puede ser cambiado.
- Lo que no tiene
remedio olvidarlo es lo mejor.
Se puede perder el
sentido del propio respeto y ser capaz de cualquier degradación por recuperar
el amor perdido, lo que genera desprecio. Desde esta postura es común que se
implore insistentemente al punto de llegar a ser fastidioso.
- Quien renuncia a su
dignidad por obtener amor, no recibirá amor ni respeto.
- Por el respeto entra el amor, a quien
se desdeña no se puede querer. (José Martí)
Sobre la base de una
pobre cultura moral, y pretendiendo aliviar el dolor descalificando la pérdida,
se pueden tener conductas dirigidas a denigrar moralmente a la otra persona,
con las que termina denigrándose a sí mismo.
- Lo que Juan dice de María,
dice más de Juan que de María.
La falta de control
ante el enojo puede dar lugar a agresiones físicas con consecuencias que pudieran
traer un profundo arrepentimiento.
- Jamás se recupera un corazón por la
fuerza.
Es
frecuente el desgastarse culpabilizándose o culpabilizando al otro con lo que
se recrea una y otra vez el dolor de la pérdida y se retrasa el proceso de
reconexión con otros proyectos y con la vida.
-
Más importante que buscar culpables es buscar soluciones.
- El que adelante no
mira, atrás se queda.
La
culpabilización de la otra parte puede adoptar la forma de reclamos con relación a
sacrificios que se han realizado o ayudas que se han brindado que supuestamente
hacen que la decisión de terminar sea injusta, lo cual ofrece una perspectiva distorsionada
y dolorosa de algo que es un derecho de la otra persona: dejar de amarnos y determinarse
a disolver el vínculo.
- Quien usa su derecho
no daña a nadie.
Ya sea por expiación de
culpabilidades, impulsividad o por evadir el sufrimiento, pueden aparecer
conductas autodestructivas como darse a una sexualidad irresponsable, al
consumo de alcohol u otras sustancias, e incluso provocarse autolesiones que
pueden llegar al suicidio.
- El que no se cuida de sí mismo corteja
el desastre... (China)
- A veces el peor enemigo que tenemos
somos nosotros mismos.
- El prudente ve el peligro y lo evita;
el imprudente sigue adelante y sufre el daño. (Proverbios: 22,3 y 27,12)
A veces se busca
consuelo hablando del dolor sin escoger bien con quién y qué tipo de
información compartir, por lo que se hacen revelaciones imprudentes.
-
No abras tu corazón a cualquiera, si no quieres que se aleje de ti la
felicidad. (Eclesiástico: 8,19)
- Ni hablar ni callar
sabe el tonto. (Checoslovaquia)
Por
generalizaciones inadecuadas se puede llegar a una actitud de total
desconfianza en el vínculo amoroso, que obstaculiza o impide comenzar otras relaciones
y disfrutar de esta importante faceta de la existencia humana.
-
Sin amor se malvive.
- Cuando se detiene el
amor, cojea la vida.
CONSIDERACIONES FINALES
Dentro
de las actitudes desviadas ante una ruptura amorosa se encuentran el no aceptar
la irreversibilidad de la pérdida, perder el sentido del propio respeto y ser
capaz de cualquier degradación para reconquistar el amor perdido, bajeza de
quien pretende denigrar moralmente a la otra persona, con lo que termina
denigrándose a sí mismo, falta de control ante el enojo que puede suscitar agresiones
físicas, filosofismo inoportuno del que se desgasta buscando culpables en lugar
de buscar soluciones a su nueva realidad, imprudencia del que se da a conductas
autodestructivas que ponen en peligro su salud o vida, indiscreciones a la hora
de buscar consuelo hablado del dolor; y desconfianza generalizada en el vínculo
amoroso que obstaculiza o impide beneficiarse de las bondades de esta importante
faceta de la existencia humana.
Esto
es todo por hoy, luego seguimos con más. Muchas gracias.
RUPTURA AMOROSA I
Fragmento de la obra: “El poder de la actitud positiva” del psiquiatra Arturo José Sánchez Hernández.
ENTRADAS RELACIONADAS: Ruptura amorosa II, Selección de pareja I, Selección de pareja II, Resignación.
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