sábado, 23 de junio de 2018

Ruptura amorosa I.

Otra experiencia que causa un profundo sufrimiento es el terminar una relación amorosa, sobre todo cuando se está muy enamorado y fue la otra parte quién decidió la separación.

Como duelo que es pasa por fases muy parecidas a las del fallecimiento de un ser querido: negación (no me lo creo), enojo (no es justo), culpa (no lo hice bien), tristeza (me duele la pérdida), desolación, nostalgia (echo de menos), negociación (aprendo a vivir sin esa persona) y aceptación (ya no duele tanto). Y puede dar lugar a estancamiento en el sufrimiento o a madurez y crecimiento personal.

Ante este tipo de evento pueden aparecer actitudes desviadas dentro de las que se encuentra el no aceptar la pérdida y mantenerse esperanzado en el restablecimiento de esa relación, aun con todas las evidencias en contra. Incluso se interpretan como esperanzadores hechos que no lo son. Por lo general se buscan justificaciones para entrar en contacto con la persona amada, y se está al tanto de los pormenores de su vida, con lo cual se aviva y prolonga innecesariamente el sufrimiento.
-       Aceptad aquello que no puede ser cambiado.
-       Lo que no tiene remedio olvidarlo es lo mejor.

Se puede perder el sentido del propio respeto y ser capaz de cualquier degradación por recuperar el amor perdido, lo que genera desprecio. Desde esta postura es común que se implore insistentemente al punto de llegar a ser fastidioso.
-       Quien renuncia a su dignidad por obtener amor, no recibirá amor ni respeto.
-       Por el respeto entra el amor, a quien se desdeña no se puede querer. (José Martí)

Sobre la base de una pobre cultura moral, y pretendiendo aliviar el dolor descalificando la pérdida, se pueden tener conductas dirigidas a denigrar moralmente a la otra persona, con las que termina denigrándose a sí mismo.
-       Lo que Juan dice de María, dice más de Juan que de María.

La falta de control ante el enojo puede dar lugar a agresiones físicas con consecuencias que pudieran traer un profundo arrepentimiento.
-       Jamás se recupera un corazón por la fuerza.

Es frecuente el desgastarse culpabilizándose o culpabilizando al otro con lo que se recrea una y otra vez el dolor de la pérdida y se retrasa el proceso de reconexión con otros proyectos y con la vida.
-       Más importante que buscar culpables es buscar soluciones.
-       El que adelante no mira, atrás se queda.

La culpabilización de la otra parte puede adoptar la forma de reclamos con relación a sacrificios que se han realizado o ayudas que se han brindado que supuestamente hacen que la decisión de terminar sea injusta, lo cual ofrece una perspectiva distorsionada y dolorosa de algo que es un derecho de la otra persona: dejar de amarnos y determinarse a disolver el vínculo.
-       Quien usa su derecho no daña a nadie.

Ya sea por expiación de culpabilidades, impulsividad o por evadir el sufrimiento, pueden aparecer conductas autodestructivas como darse a una sexualidad irresponsable, al consumo de alcohol u otras sustancias, e incluso provocarse autolesiones que pueden llegar al suicidio.
-       El que no se cuida de sí mismo corteja el desastre... (China)
-       A veces el peor enemigo que tenemos somos nosotros mismos.
-       El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño. (Proverbios: 22,3 y 27,12)

A veces se busca consuelo hablando del dolor sin escoger bien con quién y qué tipo de información compartir, por lo que se hacen revelaciones imprudentes.
-       No abras tu corazón a cualquiera, si no quieres que se aleje de ti la felicidad. (Eclesiástico: 8,19)
-       Ni hablar ni callar sabe el tonto. (Checoslovaquia)

Por generalizaciones inadecuadas se puede llegar a una actitud de total desconfianza en el vínculo amoroso, que obstaculiza o impide comenzar otras relaciones y disfrutar de esta importante faceta de la existencia humana.
-       Sin amor se malvive.
-       Cuando se detiene el amor, cojea la vida.

CONSIDERACIONES FINALES
Dentro de las actitudes desviadas ante una ruptura amorosa se encuentran el no aceptar la irreversibilidad de la pérdida, perder el sentido del propio respeto y ser capaz de cualquier degradación para reconquistar el amor perdido, bajeza de quien pretende denigrar moralmente a la otra persona, con lo que termina denigrándose a sí mismo, falta de control ante el enojo que puede suscitar agresiones físicas, filosofismo inoportuno del que se desgasta buscando culpables en lugar de buscar soluciones a su nueva realidad, imprudencia del que se da a conductas autodestructivas que ponen en peligro su salud o vida, indiscreciones a la hora de buscar consuelo hablado del dolor; y desconfianza generalizada en el vínculo amoroso que obstaculiza o impide beneficiarse de las bondades de esta importante faceta de la existencia humana.

Esto es todo por hoy, luego seguimos con más. Muchas gracias.


RUPTURA AMOROSA


Fragmento de la obra: “El poder de la actitud positiva” del psiquiatra Arturo José Sánchez Hernández.



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