Vivir es convivir. Cada
individuo satisface sus más diversas necesidades y alcanza sus metas e ideales
en virtud de sus relaciones con los demás.
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No hay ser humano sin
ser humano.
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Una mano
lava a la otra, y las dos lavan la cara. (España)
- Una sola mano no aplaude.
- Un dedo solo no puede atrapar un piojo. (Refrán africano)
Pero las relaciones
entre las personas deben tener un orden. Si cada cual hiciera lo que le viniera
en ganas, sin el más mínimo control, reinaría la indisciplina social y sería
imposible la convivencia. De allí la importancia de la justicia y de las
instituciones encargadas de hacerla cumplir. Esta consiste en la voluntad de
dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece, tanto en beneficios como en
castigos, lo cual ordena las relaciones entre los seres humanos y permite un
buen funcionamiento de la sociedad, comunidad, hogar, etc.
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Juez imparcial da lo
suyo a cada cual. (España)
Esta cualidad se
expresa en la cotidianidad de un individuo en su rectitud a la hora de impartirla,
en su imparcialidad para analizar y resolver conflictos tanto propios como
ajenos; y en su capacidad o habilidad para reclamar los derechos respetando los
ajenos. Y esto último constituye un límite importante a la actividad humana
desde el punto de vista moral, ya que los derechos de cada uno terminan
donde comienzan los de los demás.
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Hay paz cuando todos respetan el
derecho ajeno.
Como vicio opuesto a
la justicia se encuentra la injusticia la cual consiste en modos de juzgar y
proceder, mediante los cuales se violan derechos y se incumplen deberes, con lo
que se entorpece el funcionamiento social.
Existen infinidad de
formas mediante las cuales se es injusto, pero dos que merecen ser mencionadas
son la blandenguería y la inclemencia. La primera es una excesiva
debilidad de ánimo o blandura para impartir justicia, lo cual desestimula el
buen comportamiento al tiempo que incentiva a que se actúe torcidamente.
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Perjudica a los buenos el que no aplica
castigo a los malos.
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Tener piedad de la pantera es ser injusto con
los corderos.
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Ofensa hace a los buenos el que a los malos
perdona. (España)
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El que no castiga el mal, manda que se haga.
(Leonardo da Vinci)
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La esperanza del perdón, alienta al asesino y
al ladrón.
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A fácil perdón, frecuente ladrón.
Por su parte, la
inclemencia es la dureza y rigor en la aplicación de castigos, merecidos o no,
lo cual genera un estado de temor e incertidumbre que paraliza tanto las
acciones rechazables como aquellas que son deseadas, por lo que también dificulta
el buen funcionamiento social.
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Rigurosa justicia, de la crueldad es vecina.
- El derecho
extremo a menudo es una extrema maldad. (España)
CONSIDERACIONES FINALES
Para que sea posible
la convivencia entre los seres humanos y la sociedad funcione adecuadamente
hace falta la voluntad de dar a cada cual lo que le pertenece, tanto en
beneficios como en castigos. La debilidad o blandura para
impartir justicia desestimula el buen comportamiento al tiempo que incentiva a
que se actúe torcidamente, mientras que la dureza y rigor en
la aplicación de castigos, merecidos o no, genera un estado de temor e
incertidumbre que también dificulta el buen funcionamiento social.
Esto es todo por hoy, luego seguimos con más. Muchas gracias.
JUSTICIA por Arturo José Sánchez Hernández.
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