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El ser humano se compara constantemente con los demás, con lo cual obtiene una medida del propio desarrollo alcanzado.

- El hombre es un espejo para el hombre. (Turquía)

De esa comparación surgen desviaciones como el disgusto o pesar por la felicidad y prosperidad ajenas, sean estas merecidas o no, lo cual es envidia.

- El envidioso enflaquece de lo que otro engorda. (España)
- Otros se dan una hartera de jamón, y el envidioso sufre la indigestión.

El envidioso se estima, con razón o sin ella, incapaz de igualar al envidiado o siente que este logró o puede alcanzar lo mismo que él con mucho menos esfuerzo, y se siente por esto inferior e inconforme consigo mismo por lo que es muy desdichado.

- La envidia es la carcoma de los huesos.

Pero no toma acciones encaminadas a superar sus deficiencias y elevarse para llegar a igualar a otros que brillan con sus méritos, sino que se empeña en obstaculizarlos, destruirlos o ensuciarles la imagen. Y muchas veces hace todo esto tras la fachada de que solamente está aplicando a otros el rigor o justicia que corresponde, o disimulando sus acciones e intenciones mostrándose amigable con el envidiado, lo que dificulta detectarlas.

- Más temo a la envidia del “amigo” que el odio del enemigo.
- Hay quien tiene palabra dulce en la boca y navaja en el corazón.

Este vicio surge en condiciones parecidas o poco distantes, ya que cuando la distancia es notable hace demasiado evidente lo absurdo del mismo.

- Las luciérnagas no envidian a la luna.

Cualquier posesión, cualidad o habilidad personal con la que alguien se destaque de los demás puede ser motivo de envidia, por lo que es muy improbable que alguien no sea envidiado.

-       A la sombra del mérito crece la envidia.
-       Si consigues ser más que los demás serás criticado y envidiado.
-       ... Toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. (Eclesiastés. 4,4).

Pero en muchas ocasiones ella, con sus malas consecuencias, es atraída por uno mismo al mostrar innecesariamente la prosperidad personal o proyectos que pudieran causarla.

- Del no callar la dicha nace la envidia.

Como propuestas de actitudes saludables en el sentido analizado pudieran plantearse el admirar la dicha ajena merecida y esforzarse por alcanzarla o superarla a través de una sana emulación o competencia, o al menos no obstaculizarla; así como el afligirse de los bienes y males de otros cuando no son merecidos y regocijarse con los que sí lo son, no por un sentimiento de inferioridad sino de justicia, lo cual es indignación virtuosa o justa indignación. También es importante ser discreto para evitar atraer la envidia de otros con sus nocivas consecuencias.

- De lo bueno no se habla. (Refrán afrocubano)

- No te aconsejes con tus émulos, y oculta tus propósitos a los que tienen celo de ti. (Eclesiástico 37,10)

CONSIDERACIONES FINALES

Una desviación que surge de la comparación con los demás es el disgusto o pesar por la felicidad y prosperidad ajenas, lo cual es envidia. Esta hace que quien la tenga sea desdichado al sufrir constantemente sentimientos de inferioridad e inconformidad consigo mismo, al tiempo que se empeña en obstaculizar, destruir o ensuciarles la imagen a aquellos que brillan con sus méritos. Y esto lo hace muchas veces mostrándose amigable con el envidiado o tras la fachada de que está aplicando la justicia o rigor que corresponde. Como propuestas de actitudes saludables pudieran plantearse el admirar la dicha ajena merecida y esforzarse por alcanzarla o superarla a través de una sana emulación o competencia, así como el afligirse de los bienes y males de otros cuando no son merecidos y regocijarse con los que sí lo son, no por un sentimiento de inferioridad, sino de justicia, lo cual es indignación virtuosa o justa indignación. También es importante ser discreto para evitar atraer la envidia de otros.

Esto es todo por hoy, luego seguimos con más. Muchas gracias.